Una buena razón serían tus caras
Las que me impondrían burdas formas de observar,
Correrían tus ojos abdicando a las imágenes
Y se jubilaría tu piel, justo antes de poder tocar
Una buena razón serían tus manos,
Inconclusas, inertes y fatídicas,
Inútiles de nada, útiles de todo,
Pintadas de amarillo para hacerse visibles;
Pintadas de rojo para desaparecer.
Por si solas no existen en este mundo.
Una buena razón sería tu pelo,
Ególatra con su baile en el viento,
Gracioso y exhibicionista.
Un cabello desnudo,
La única parte honesta de ti.
Una buena razón serían tus palabras
Que se ríen jocosas de la humanidad,
Trotan sobre tu lengua,
Y caen en clavados verticales
Hacia la periferia.
Una buena razón, una y mil razones,
Una de tantas razones
Por más blandas que parezcan,
Terminan el ciclo,
Cumplen su cometido,
Vacilan entre miradas de soslayo
Sobre sus hombros.
Excusas, solo son excusas
1 comentario:
Wow...
una danza
con zapatos de poema.
saludos
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