miércoles, 17 de marzo de 2010

Mi primera Cita


 
Quería verme linda ese día, un poco de perfume, algo dulce pero no empalagoso. Maquillaje sutil, leve, para resaltar un poco mis facciones femeninas; ya que soy mujer y de eso no me quepa la menor duda.
Una ducha antes que nada, que mejor para refrescar el cuerpo y un arreglo leve en el cabello.
En mi rostro no había otra cosa que no fuera una sonrisa y unos ojos brillantes. Hoy era mi día perfecto. Era mi primera cita, aunque fuera en la tarde.
Mi tenida de ropa en perfecto estado, planchada hacia mas de dos horas, la dirección del lugar y la hora pegada en el freezer, en la agenda y en el celular por si la perdiera en algún momento. Debía reconocer mi desastroso “orden”
El tiempo de espera se hacía eterno, cada cinco minutos me levantaba a ver la hora, había vuelto mi nervio obsesivo-compulsivo de comer chocolates para evitar el colapso mental y el comienzo de mi desesperación.
- ¡maldita hora que no avanza!-

Ya estaba comiendo chocolates.

El auto impecable, acabado de llevar al auto-lavado y con la gasolina suficiente para ir y volver diez veces si fuese necesario.
Todo estaba perfecto.

Ya quedaban un par de horas para mi cita, me levanté de una vez del sillón y me puse la tenida de ropa que había elegido para la ocasión. Me miré una y mil veces en el espejo, observando cada detalle, por si hubiese algo que no debiese ir. Alguna mancha, alguna arruga, aun había tiempo para cambiarla o bien para volver a plancharla, pero no, estaba todo en perfectas condiciones. Me veía bastante bien
Recogí mi cartera con el celular y  la agenda, miré al freezer nuevamente, para revisar que la dirección concordase con las que había anotado en la agenda y el celular.
 Imaginaba que estaban esperándome, así que apuré el pasó por las escaleras hasta llegar al auto, en donde dejé mis cosas y lo encendí para irme.
Al fin.
Llegué con media hora de anticipación, entré bastante calmada al recinto y me dirigí a recepción en donde me dieron la indicación de en donde me esperaban.
El ya estaba aquí
Llegué directamente donde se encontraba el, su mirada me recorrió de pies a cabeza y una sonrisa muy apaciguada me invitó a sentar.
El se acomodó en su silla y preguntó si quería algo para beber a lo que respondí: no gracias, así estoy bien.
- ¿como estás?-
- muy bien gracias-
- te ves bastante bien-
- hice lo mejor que pude-
- ¿Cuántas entrevistas de trabajo haz hecho?
- esta es la primera
- muy bien Francisca, debo felicitarte por que tu contrato ya está aquí, si gustas puedes firmar ahora
-me parece perfecto-
- bienvenida-
- muchas gracias-

Salí, por no decir menos, feliz; ya había conseguido lo que quería en mi primera cita.
Un trabajo.


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