lunes, 27 de septiembre de 2010

Hombre de Sombras


Quería jugar contigo a las escondidas. La sonrisa opaca de tus pesares pareció aceptar la posibilidad de jugar, pero cuando conté hasta un millón, descubrí que te perdiste en un par de sombras de las que no querías salir.
Te escondiste tras la luna, tu luna, esa tu favorita, tras aquel lado donde la luz no alcanza a llegar y mi vista no es útil. Traté de ir a ciegas por ti, sonriendo y repitiendo tu nombre para que contestaras, para que me ayudaras a encontrarte; pero no dijiste nada y te quedaste arrinconado donde nadie te alcanzase.

¿Por qué no dejas de esconderte, se suponía que de eso se trataba el juego? ¿Por qué no te acercas? ¿Por qué no te muestras? ¿dejas esconderme contigo? aunque nunca me he querido esconder y solo quería encontrarte.
De pronto unas palabras salieron de esa nebulosa y  desconocida zona, las que retumbaron por todo el lugar.
-                         - Quiero desaparecer, no me busques, no trates de encontrarme, solo quiero estar solo-
El lado donde llegaba la luz se volvió frio, y de a poco un corazón marchito se hizo presente en esa inmensa oscuridad, un corazón rojo que se necrosaba con cada lagrima que caía por tu mejilla. Era tu corazón, no eras tu quien lloraba, era tu corazón, tu alma la que además oscurecía ese lado de la luna, esa luna que tanto adorabas se volvía oscura e indeleble, por ti.
Los tonos de tu amada, conspiran contra tus pesares, contra ti, contra tu universo, contra esas ganas locas de volverte aire, de volverte sombras, de volverte nada.
/y a veces conspiran contra mí/
No quieres que nadie se meta a esos cerrazones, sabes que lo que hay ahí dentro solo tu lo puedes soportar. Torpe, testarudo y masoquista, pides paz interna, no sabes que sucede contigo, pides vida, pero a la vez gritas por la muerte.
Pero te encontré, con trabajo y tocando un suelo irregular que apenas me dejaba avanzar. Te encontré, escondido y acurrucado en el piso, abrazado a tus piernas, abrazando las pocas ganas de querer levantarte. Y te quisiste levantar conmigo, sin embargo esa oscuridad de apoco comenzó a tener visibilidad, se volvió gris, no lo suficientemente blanquecina, peligrando a que cualquier error o tropiezo con aquel terreno volviese todo a la penumbra.
/Pero por gracia de mis pies flojos y desalineados, caí, yo, y dos veces,
llevándote conmigo hasta el suelo,
y todo volvió a un punto cero./

Quería jugar a las escondidas contigo, pero solo hice que te rasgaras las rodillas, quería encontrarte, pero solo hice que te ocultaras aun más. Quise llevarte conmigo hacia el otro lado de tu amada mujer blanca, sin embargo seguiste siendo parte de su sombra.
“Hasta entonces seguiré siendo parte de tu sombra.”
Sabes sombra, hombre de sombras, aún quiero jugar a las escondidas contigo, lamentablemente no se si tu quieres jugar conmigo. Es muy probable que no…
Contéstame… si aún te atreves
¿juegas una última vez?

lo se, es peligroso jugar en las sombras...

sábado, 25 de septiembre de 2010

Dulce

Maquinaria difusa mezclada con azúcar
Corazón latente lleno de ternura
Endulzante natural,
Ni la miel se te puede comparar.

Así se torna mi esencia
Así se inunda mi alma
Así se llena completa
De aquel dulce sabor, saciado.

Combinación maldita
Que hasta el vino me sabe dulce
Suave, ligero
Esto tiene nombre
Pero terror me da nombrarlo.

Ligero como el viento,
Suave como la seda
Exquisito como una dulce manzana roja
Esa
La que fue llamada a pecado.

Estremeces mi sentido
Mi gusto, mi olfato.

Y es que eres dulce
si, dulce,
en cualquier aspecto.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Cumpleaños


¿Qué más da un año más en nuestras vidas? Tal vez cuando tienes cincuenta y miras todo lo que haz hecho, ves que fue productivo y valió la pena, cada lágrima que cayó por tus rostro; cada golpe que te diste y rasmillaron tus rodillas, cada dolor que tuviste que soportar – en silencio y a viva voz-

¿Pero y si cumples veinte? Miras hacia atrás y solo vez pequeños progresos hacia lo que será tu futuro, malas o buenas decisiones que te impulsaron a cometer pequeños errores, o quizás esas fueron las correctas y ni siquiera fueron errores, solo buenos momentos y buenos pasos que te impulsarán hacia adelante.


Ningún día, exceptuando ese -y el de las madres-, recordamos que una madre nos gritó mientras salíamos de su vientre – fue el primer regaño que recibimos, por si no lo notaron -  Unos, por planes, otros simplemente salimos de sorpresa sin un plan especifico; cambiando radicalmente la vida de aquellas que pudieron simplemente no dejarnos vivir y seguir, como si nada hubiese pasado. Pero los que estamos aquí, aprendimos a caminar, a dejar de babear, a comer con nuestras propias manos – al principio como todo un desastre – a correr, a jugar a reír y a llorar, cuando estimásemos conveniente, no para recordarle a mami o a papi que nos faltaba algo.

Uno, dos, diez, veinte, treinta y cinco, cincuenta, cien… son tantas celebraciones…

Pero cada una tiene su toque diferente.

Como cuando cumplimos un año, el que creo nadie recuerda, solo en fotos; se adornaba tú casa con infinidad de cosas: serpentinas, globos y te ponían esos gorritos ridículos o coronas de princesas y te vestían como la persona más importante de toda la celebración, aunque normalmente para las niñas era ese típico vestido blanco o rosa y para los niños alguna tenida que los hiciese ver realmente encantadores. Regalos, los que nunca tomaste en cuenta y te pusiste a jugar con sus cajas o con aquellos coloridos papeles que los envolvían, por que eran mucho más llamativos que esas sonajas o esos muñecos plásticos que sonaban al apretarse. En fotos repasas esos recuerdos que son valiosos para tus padres, pero del que ni consciencia tenias. Miras la cara de otros bebés, unos llorando por la incomodidad de la situación, otros simplemente en brazos de sus mamás jugando con una galleta, bebés que jamás vas a volver a ver, gente que nunca más te volviste a cruzar. 

Los primos y parientes que jamás se pierden esa celebración y el infaltable amigo-vecino que estuvo en esa celebración y resulta que cuando revisas el resto de tus fotos está en todas tus celebraciones, hasta se vuelve un compañero de curso y amigo eterno de infancia. Muchos aún lo mantienen, otros nunca más los volvieron a tratar. Quizás por distancia, quien sabe…
Cumplimos dos y la situación no cambia demasiado. Pasan los años y las fiestas de muchos de nosotros no pasan de pasteles, completos (hot dogs), bebidas de fantasía, juegos que inventan nuestros padres para que los invitados no se aburran. Pero cuando cumplimos dieciocho la cosa es muy diferente. Ya muchos olvidan los pasteles, en su mayoría un buen asado (barbacoa), alcoholes, y lo más lejos posible de la casa de tus padres.

De apoco, nos damos cuenta que exigimos independencia, pedimos espacio, pedimos libertad. Sin medir consecuencias, las que tarde mal y nunca nos pasan la cuenta. Y tenemos nuestros primeros errores, primeros fracasos, primeras desilusiones amorosas incluso, esas que el sabor amargo cuesta sacar de nuestro paladar por un tiempo considerable.

Nos volvimos grandes, nuestros cumpleaños reflejan como vamos creciendo –no de manera física- a medida avanzamos en el tiempo. Mientras cumplimos nuestros años, menos pensamos en como celebrar esa fecha, antes era todo un acontecimiento, días de planificación. Ahora, solo una comida con un par de amigos, la salida a un bar, pub, algo para relajarse un rato. A veces un par de regalos, antes, habríamos mirado amenazantemente a quien osase entrar a nuestra fiesta si no entrase con aunque fuese un chocolate –todos en algún momento los recibimos y fueron objeto de nuestros regalos-. Y mientras más grande la fiesta, mucho mejor.

Valoramos un menor grupo de gente, pero que siempre están cuando haces esa pequeña celebración. Muchas más llamadas de teléfono diciéndonos “feliz cumpleaños, que la pases bien”.

Una vez me pregunté cuando cumplía años ¿Cómo fue que llegué hasta aquí tan rápido?  A los diez años fue la primera vez que lo hice. Y llegué a la conclusión de que pasan los años demasiado rápido. De manera veloz. Aunque el tiempo no se apure, el tiempo no se haga más rápido, las manecillas del reloj no caminan saltándose los números. El tiempo solo hace su trabajo…continuar.


¿Cuánto vale un año más en nuestro cuerpo? Vale una sonrisa, vale un ahogante suspirar que llene esos vacios pulmones y gustoso de estar un día más con vida, aunque ese día tenga un significado en especial. Aunque sea la fecha de tu cumpleaños y eso implique que tu cuerpo envejezca, pero tu alma, jamás.

Cumplo en un futuro martes, un año más de vida y hoy miro hacia atrás. Saben, no me ha faltado nada por hacer, nada de lo que hice y he hecho debo arrepentirme y cuando cumpla treinta, cuarenta, cincuenta o cien, espero mirar hacia atrás y sonreír – espero que no me falten dientes, si no ¡ortodoncia segura!- y saber que sigo pensando lo mismo…

Feliz cumpleaños atrasado para quienes lo cumplieron y para los que aún no –como yo- que tengan un feliz día de cumpleaños.

Y disfrútenlo, por que falta un año más para el que sigue…

domingo, 5 de septiembre de 2010

Autobiográfico


Pareceré loca, pero siempre mi cabello se  ha visto de esa forma.
Negro, negro azabache.
Algo inoportuno, enemigo mortal de los peines.
Escandalizado y rebelde, con un poco de espontaneidad.

¿Que puedo decir de mi frente?
No muy ancha,  
Pero lo suficiente par que mis cejas se luzcan como detalles  mal pactados.
Dueñas de mis expresiones
¡Sin ellas nadie sabría de mis molestias!

Ojos pequeños, cafés, reservados, impertinentes, intrusos
Y curiosos, junto a mis diminutas pestañas
Que barren las imágenes que osan cruzar mis parpados al abrirse.
Se juntan en una línea, holgada,
Delgada y de torpe final, la que se abre en dos cuevas de lóbrega oquedad.

Dan el inicio a mis respiraciones,
Oxigena mis nicotinizados pulmones, que carraspean pidiendo redención 

Unas mejillas largas, algo regordetas y con pequeñas figuritas pecosas
Muchos dijeron que estaban a la medida de mí ser,
Para apretarlas y hacerme chillar como infanta de una década.

El mentón de una bruja, levantado
Y con un pequeño hoyuelo
Que en tiempos pasados provocaba la vergüenza
De mi observación en el espejo

Tórax y abdomen dadivosos y mal ilustrados
Serios , dramáticos en su contexto
Con un busto marcado intencionalmente, delicado,
Elegante y preciso,
Pero generoso, a quien lo admire con esplendor,
Y precaución.

Hombros y brazos gruesos, con detalles de la pérdida
Y ganancia de afluencia anatómica
Que de nada favorecen mi alta combinación,
Siempre la perjudicó,
Pero caen majestuosos a los costados de mi lozana estructura

Al igual que mis muslos, que en su momento fueron bellos
Pero la incuria de mi ser, ha dejado sus temerosas consecuencias
Visibles a quien ose mirar,
Si es que mis intensiones son ir más allá.

Dentro de aquellos calzados deportivos
Usualmente usados por comodidad
Se encuentran mis pies, y más arriba mis piernas.
Café mezclado con crema, es su color,
Más crema que café.
Ambas caen gloriosas al suelo y se lucen en el oscilar de mis pisadas
Bellos pies con un par de lunares galantes
Que se dejan mostrar con solo un movimiento
Benditos son, por que me sostienen en este universo
Sin rogarles, sin pagarles.

Físicamente esto soy, un poco de muchas cosas
Pero solo un ser viviente, una sola ser humana
Pedazos divinos y humanos
Defectuosa, pero hermosa
A mi manera…



Pd: la foto es el regalo a una persona muy importante en mi vida ;)

jueves, 2 de septiembre de 2010

Para Ellos


Marcada mi vida con ruedas, mis pisadas con líneas de giros y mas giros. Es mi vida una silla de ruedas, es mi vida mantenerme aquí hasta que la enfermedad me acabe por completo. El asesino silencioso, le dicen


No mantengo pelo en siquiera alguna parte de mi cuerpo, ella se lo ha llevado todo, como también se llevó lo que me quedaba de energía.

Me habría gustado mantenerme en pié el tiempo suficiente para decirle a aquella chica, mi mejor amiga, que la quería para mi, que la amaba, que la iba a invitar a ese bendito baile. Al que le llevó Esteban.

Me abría gustado mantenerme en pie, el tiempo suficiente para jugar el último partido de fútbol con mis amigos y haberlo ganado. Me habría gustado mantenerme en pie el tiempo suficiente para hacer todo lo que se me antojase.

Pero te me adelantaste, con tan solo 15 años, estoy postrado de por vida en una silla de ruedas. Con una pañoleta en la cabeza para ignorar mi calvicie, con los labios secos, por falta de hidratación, con muchos kilos menos, los que demuestran en cada mirada que hago al espejo, una expresión demacrada, somnolienta, horrorosa, sacada de una película de terror.

Convivir con otros como yo, no me hace la vida más fácil. Al contrario, me demuestra que cada vez me queda menos vida.

Al ver pasar a los “normales” con sus familias por la calle de enfrente, me liquida, es por eso que había decidido no salir nunca mas al patio de la institución. No tienen idea de lo que yo sería capaz de hacer para tener de aquellas vidas, aunque sea un minuto, uno, el que me haga disfrutar de todo lo que me perdí por estar metido en toda esta mierda.

Ya me resigné a estar solo. Mi madre hace mas de dos años que no viene siquiera a saber si aun me mantengo con vida. Nada, no tiene idea de nada. Al quinto mes de su inasistencia, comprendí que me había abandonado, lo que comprendo. Para qué ir a ver a una persona que ha sido desahuciada.

Así mismo fue como partió Patricio, solo, abandonado. Por dos noches lo escuchamos gritar por su madre, por su hermana, pero nadie hizo caso de sus llamados. Al tercer día, no se le volvió a escuchar.

En varias ocasiones, tenias que soportar el ver a los suicidas, los desesperados, los que terminaban creyendo que el suicidio era la manera mas fácil de acabar con todo ese martirio. Te los encontrabas cuando menos lo esperabas.

-¡¡¡deja elegir como morirme!!!- fue lo que me dijo Eduardo cuando estaba camino a saltar de la ventana.

- ¡¡¡esta no es la forma imbécil!!!-

-¡¡déjame!! No quiero que me pase lo que le pasó a Patricio, quiero salir de aquí ¡no quiero entrar a esa pieza y de ahí no salir con vida! ¿¿Que no entiendes?? ¡¡¡¡¡Nos vamos a morir!!!!!...nos vamos  morir….-

A veces la desesperación te hace tomar decisiones apresuradas, como la de Eduardo, que pudo al fin salir de aquí, cuando azotó en la acera de aquel patio.


Somos jóvenes y desesperados, ahogados en una depresión, la que todos compartimos, la que todos llevamos a cuestas y todos nos podemos poner en el lugar del otro. Es irónico todo esto.
  
Y mas irónico es que yo no escogí como morir, solo llegó y ya.
  
La última vez que me mantuve con vida fue cuando me subieron a  la ambulancia, la que tuvo que hacer un viaje extraordinario conmigo, con mi madre al lado. Nunca comprendí por qué al final ella volvió a aparecer. Sentí sus manos, en mi cabeza, heladas, y su llanto melancólico a la distancia.

Unos “perdóname” “Te amo” “No me dejes” también alcancé a oír. A pesar de todo, la disculpé (ya que solo Dios perdona, como ella misma me enseñó), por que aun así la comprendía, a  mis cortos años lo hacia. Pero ya no hacia reacción mi cuerpo, era como si no quisiese seguir despierto, así que me dejé llevar.
  
Al menos no me tocó despedirme solo de este mundo.

Se que a la clínica vivo no llegué, también sé, que mi madre hasta el día de hoy se arrepiente por haberme dejado tanto tiempo en aquel lugar.

Se va a acordar de mí siempre, porque mi defunción, fue el día de su cumpleaños.
  
Para mis amigos, los que aun no siguen mis pasos…y para los que me llevan un buen adelantado….

Carlos.